“Duerme cuando el bebé duerma”, una mirada sensible y práctica desde la perspectiva de la no-culpa a esta frase tan común.
Este fin de semana he estado inmersa en dos libros, de principio a fin. El primero una novela de ficción del estilo de Agatha Christie que me leí en menos de 24 horas. El siguiente un libro sobre psicología & comportamiento infantil que me ha encantado y seguro que os cuento cositas sobre él en las siguientes semanas. Hacía mucho que no leía tanto, me cuesta frenar o ir al ritmo al que hay que leer y la verdad es que siempre tengo algo que hacer que me acaba pareciendo más importante. Pero llevo un tiempo echándolo de menos, y me he propuesto tratarlo como un compromiso, un hábito, sacar tiempo y contabilizarlo.
Pero investigando sobre formas de leer mejor, me topé con una escritora y columnista del New York Times que decía que su truco para leer con 2 niños menores de 4 años es realmente tomarse en serio el típico “duerme cuando el bebé duerma”. Me hizo pensar.
Porque cuando escucho ese “duerme cuando el bebé duerma” instantáneamente pienso en las mil parodias de internet que hay de madres durmiéndose donde caiga; en el coche, en la calle, a medio comer. Seguro que tú también los has visto. Y es normal que haya parodias. No suena nada realista.
Pero seguro que ya me conoces y sabes a qué vengo. Porque lo que me suena mucho menos realista es seguir yendo a mil revoluciones cuando la casa está al fin tranquila. Eso sí que no.
Vamos entonces a analizar un poquito juntas de qué puede ir esto, paso por paso;
La perspectiva de descansar es para mi, una mirada compasiva y moderna hacia la maternidad, aunque nos haga reír o parezca imposible, es una mirada posible y real, aunque signifique bajar expectativas en otras áreas. Lo cierto es que la “super madre” es esa que no se queja, llega a todo y a la que no vemos descansar. Esa que “se desvive” por sus niños pero realmente no acabamos de saber cómo llega a todo. Es una perspectiva que espero que se quede una generación atrás y en esta prioricemos un poquito nuestras necesidades emocionales, las de nuestros niños y niñas también.
Ahora entra en juego la importancia de que, desde el inicio, la vida del hogar incluya de forma natural ratos en los que los niños y niñas están presentes y vean cómo se hacen las tareas y cuándo. Que se duerman y al despertar la casa esté perfecta, no es ni va a ser del todo real en cuanto cumplan 5, 6 o 7 años y esperemos de ellos ciertas habilidades de orden y limpieza. ¿Por qué no forma parte de la vida diaria entonces?
La pregunta quizá es: ¿están nuestros niños y niñas preparados para estar cerca nuestro mientras hacemos las tareas del día a día? ¿O están acostumbrados a tener atención plena y entretenimiento por nuestra parte? Esto es vital. No es lo mismo presencia compartida que atención única y constante. ¿Utilizamos el juego como herramienta para el desarrollo emocional, cognitivo & motor de nuestros niños o lo utilizamos como entretenimiento? ¿Cómo podemos realmente sacarle más partido?
Descanso no es necesariamente dormir. Pero como es importante que sea un momento en el que la casa esté tranquila, no podemos desaprovechar un ratito de paz en una etapa del desarrollo en la que nos necesitan de verdad. Si ellos están cansados probablemente tú también. Pregúntate: ¿Qué te va a recargar ahora?
Dos verdades coexisten aquí y es sano decirle que sí a ambas: mi niña me necesita & la comida ha de hacerse. Si durante el día, cuando estáis todos despiertos, no puedes hacer tareas, está bien que trabajemos en ello. Que las hagamos cuando podamos o necesitemos. Pero si hoy sales de esta carta únicamente reflexionando sobre esto, yo me quedo feliz. ¿Cuál es el pasito más pequeño que puedo dar en la dirección en la que quiero estar? igual es únicamente recoger juguetes mientras juegan. Igual hoy es recoger migas de pan de la mesa juntos o igual es hacer un juego de recoger la ropa del suelo. Y mañana, mañana veremos. Siempre hablo de las estaciones de la crianza y si estamos enfermos, más pegados o simplemente más ocupados y necesitamos utilizar ese tiempo claro que sí, adelante. No se trata de demonizar ninguna situación u organización, pero si de analizar cómo pasamos nuestros días, como nutrimos nuestro silencio, nuestros espacios, de ponerle intención y alejarnos del dejarse llevar.
Porque lo que sí es importante es que necesitamos entender cuáles son los ritmos y expectativas de esta nueva etapa. Si queremos poder co-regular o extero-regular a nuestros niños necesitamos estar recargadas, priorizar estar con las baterías a niveles sanos para luego no explotar. Somos la escalera que lleva a su cerebro desregulado a la regulación. Necesitamos tener algo de batería. ¿Estamos en una etapa en la que no te da tiempo a nada y se te exige mucho en la crianza, a nivel desregulación? Yo te diría, a grandes rasgos, entonces prioriza el descanso cuando la casa esté en silencio.
Porque la casa va a estar siempre a medias, siempre va a haber ropa que lavar, comida que hacer o cosas que comprar, ahora cómo respondemos a eso cuando tenemos un rato para nosotras va a definir los estándares de bienestar de vuestro hogar en este viaje.
Leer un libro digital en una siesta de contacto, escuchar un podcast mientras compartimos espacio en casa, hacer cuatro estiramientos, cinco minutos de respiraciones con alguna app de meditación o ver una serie en la misma cama, una ducha en paz… Cualquier cosa suena mejor que limpiar la cocina, doblar montañas de ropa o preparar una actividad Pinterest justo antes de que tu niño o niña se despierten a tope de energía, o medio dormidos y necesitando un poquitín de sostén.
Pongámos de moda no ser perfectos, pongámos de moda nutrir nuestra mente en medio de una etapa súper demandante, permitirle al cuerpo descansar e ir a un ritmo natural.
Y ahora sí, nos vemos pronto.
Mar.